Iluminación para museos: algunos aspectos clave
La iluminación museográfica es, en gran medida, aquella que guiará tu experiencia dentro del museo. Diseñar un proyecto de iluminación es tarea nada sencilla y en la que se debe poner especial cuidado, o de lo contrario, el resultado puede no resultar satisfactorio. En efecto la iluminación dentro del museo implica retos importantes: por un lado, debe permitir una adecuada apreciación de las obras de arte, por otro, brindar al espectador una experiencia agradable, todo esto sin descuidar la conservación de las obras. Distintos aspectos deben tomarse en cuenta, aquí te platicamos algunos.
Confort visual
Como mencionamos anteriormente, la iluminación, junto con otros elementos como la distribución de las obras, va a determinar en gran medida la experiencia en el museo. Se considera que una correcta iluminación museográfica debe pasar desapercibida: si la luz se vuelve imperceptible al espectador (aunque, por supuesto, esté presente y juegue un papel importante) significa que el proyecto de iluminación fue exitoso. Al fin de cuentas, la función principal del museo es exponer una colección de obras y la luz no debe interferir en ese propósito.
Luz natural
Los museos suelen ser espacios con poca luz natural, a pesar de ser aquella que permite una mejor contemplación de las obras, no obstante, los rayos ultravioleta (UV) e infrarrojos presentes en la luz solar son el peor enemigo para su conservación. Se puede disponer de luz natural siempre y cuando no caiga directamente sobre las obras de arte, por ejemplo, a través de un tragaluz. Otro aspecto que debe evitarse son los efectos reflectantes, es importante que los acabados interiores no produzcan mucha reflexión para favorecer a una experiencia más satisfactoria.
Luz artificial: iluminación difusa y de acento
Ahora bien, al vernos obligados a reducir al mínimo el uso de la luz natural, entra en juego la iluminación artificial. Como mencionan el sitio de EVE, expertos en museografía, “el diseño de iluminación debe abarcar la dinámica de la luz del día, utilizando luz artificial adecuadamente para ayudar a crear una experiencia museística interactiva y agradable”.
En efecto, la iluminación debe estar integrada de tal manera con el espacio que no se sienta, las obras exhibidas no deben dejar de ser el centro de atención. Es decir, debe lograrse lo que se conoce en el mundo de la museografía como “confort visual”.
No es lo mismo la luz que va a poner el acento en las obras de arte que aquella que determinará el resto de la experiencia. No es lo mismo la iluminación encargada de resaltar los objetos que aquella destinada al desenvolvimiento general del espectador en el museo, presente tanto en las salas como en otras secciones del recinto.
Dentro de la primera categoría, podemos distinguir dos tipos de iluminación que darán protagonismo a los objetos expuestos y a las obras de arte:
Iluminación difusa: su objetivo es cubrir las superficies sobre las cuales se colocan las obras. Por este motivo, es de uso prácticamente generalizado las fuentes fluorescentes tubulares y compactas. Este tipo de luminarias permiten una distribución más amplia y homogénea a lo largo de toda el área que cubre.
Iluminación puntual o de acento: su función principal es poner énfasis en un objeto determinado. Se sirve fundamentalmente de halógenos incandescentes o de tipo PAR, aunque también se suelen utilizar LEDs. Mediante un extensivo y cuidadoso estudio de los haces de luz se pueden combinar distintas fuentes para crear una atmósfera adecuada y resaltar los detalles para conseguir una correcta percepción de la obra. El Luminario Zoom para riel y su versión Mini tiene un diseño en forma cilíndrica con reflector especular que potencia la luz y permite resaltar espacios específicos. Gracias a sus variantes de colores y aperturas permite ajustarse al tipo de obra u exposición. Es posible también colocar la luminaria directamente en el techo si el espacio lo permite. En Illux contamos también con una opción para sobreponer.
Se considera por regla general que la luminaria debe apuntar a la obra en un ángulo 30° desde arriba, para evitar sombras, ya sean del cuadro o del propio espectador, que puedan repercutir negativamente en la experiencia visual.
Las lámparas incandescentes se utilizan generalmente para la iluminación ambiental, lo que conocemos comúnmente como luminarias de riel. El Luminario RASTER track reduce el deslumbramiento y optimiza el confort visual. En Illux contamos también con su versión de riel magnético. Esta luz es ideal para museos ya que no distorsiona la visualización de las obras.
Temperatura de color
Se mide en Kelvin, y se refiere a la tonalidad de la luz que emite la fuente lumínica. La luz cálida oscila entre los 2 500 k y los 3 500 k y adquiere tonos de amarillos a naranjas; en cambio, la luz fría (3 600 a 8 000 K) es aquella que desprende colores azules y blancos. En el caso de los museos, suele recomendarse una luz cálida.
Índice de reproducción cromática (IRC)
Mide el tono cromático que se presenta a partir del uso de una fuente lumínica. El IRC se mide en una escala de 0 a 100. En un museo, el nivel debe acercarse lo más posible al 100 para una apreciación más nítida y fidedigna de la obra.
Ahora que cuentas con esta información, es importante no descuidar ningún aspecto de la luz en un museo, elemento clave en la totalidad de la experiencia.
Autor: Mauricio Nakash
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